La mano marcada

La marca de las manos en la espaldaEsta historia paranormal aconteció en una céntrica vivienda de la ciudad española de Segovia, durante una situación algo típica: Un grupo de amigos que se reúne en la misma para pasar la fría noche tomando algunas copas y que en un momento determinado les da «por probar» a jugar con el más allá.

El lugar de los hechos y el desarrollo de los mismos

La casa estaba formada por una planta baja de acceso en la que directamente se encontraban unas escaleras que dirigían tanto a la primera planta, lugar en el que se producía la reunión de estos jóvenes, como a la planta alta donde estaban las habitaciones de la vivienda.

Como suele ocurrir entre estos grupos de amigos, había alguna pareja entre ellos por lo que en un momento determinado de la noche Alex y Mónica prefirieron irse al piso superior para estar solos.

Mientras tanto, el resto del grupo decidía probar con el juego de la copa tras haber estado hablando de espiritismo y otras actividades paranormales durante un rato.

Apenas tardaron unos minutos en montar un tablero artesanal. Pintado sobre una hoja de papel y por supuesto con el vaso que les iba a servir de medio para contactar con el más allá.

El juego dio comienzo. La mayoría se consideraban más bien escépticos ante la veracidad de lo que ocurre cuando se practica el juego de la copa. Probaron durante varios minutos. Nada, ni una respuesta, el vaso permanecía quieto por completo y se decidieron a abandonar el juego, simplemente no querían seguir con algo que no funcionaba. Quizá habían tomado esta decisión demasiado rápido.

De repente escuchan unos golpes que provienen del piso más bajo. No había que darle importancia, podía ser que el fuerte y frío viento hubiese entrado a través de la rendija de la puerta y hubiese movido algo pero, ¿eran esos unos pasos avanzando por la escalera?

Era imposible. No había más llaves para entrar de las que ya había ya dentro. ¿Habría forzado alguien la entrada? Poco a poco los pasos fueron llegando hasta el primer nivel pero, no pudieron ver a nadie en el rellano que daba al salón. En ese momento los pasos continuaron a una velocidad endiablada hacia la última planta de la casa. Alex y Mónica estaban arriba, por lo que aún asustados subieron a toda prisa tras los mismos pero al llegar tan solo encontraron a la pareja ¿qué había pasado?

De forma algo confusa y asustada explicaron a los chicos lo que había pasado y decidieron bajar a la puerta principal para investigar. Estaba intacta, no parecía haber pasado nada. La abrieron y comenzaron a salir para confirmar que no había nada raro. Mientras salían algo -y decimos algo porque ninguno de los allí presentes vio a nadie hacerlo-  empujó a Alex hacia la calle varios metros.

Tras acudir en su ayuda vieron como en su espalda habían quedado perfectamente marcadas a fuego dos manos. Quizá si que habían perturbado a alguna manifestación espírita durante su intento de contactar con algún ente con el juego de la copa.

Por eso es que se dice que el juego de la copa, no es un juego.

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Jugando entre amigas y alguien más

Contacto chica muerta

La curiosidad por el más allá

Esta es la historia del juego de la copa que sufrió un grupo de adolescentes chilenas, concretamente de Valparaiso.

Corrían los años 90 cuando la principal protagonista, de la que no desvelaremos el nombre y sus amigas comenzaron a curiosear sobre temas de ocultismo y cosas por el estilo.

Después de leer mucho sobre el tema finalmente se decidieron a tratar de contactar con algún ente del más allá por medio del juego de la copa. Para ello dibujaron un «tablero» sobre una hoja de papel.

En las primeras sesiones que este grupo de chicas realizó no conseguían ningún contacto aparente. Como mucho la copa se movía hasta la palabra HOLA y nunca pasaban de ahí, por lo que comenzaban a pensar que o bien era una mentira más o no sabían hacerlo de la forma adecuada.

De todos modos su curiosidad por lo oculto era más fuerte que las experiencias negativas por lo que siguieron intentándolo con el juego de la copa. De repente un día el vaso comenzó a moverse a una velocidad casi endiablada. Comenzaba una conversación con una chica de 19 años que había muerto por culpa del sida.

El ente comenzó a hablarles sobre ellas mismas. Sabía cosas que se suponía nadie más podía conocer, pero les decía que estuviesen tranquilas y no pasaran miedo pues les tenía cariño y trataba de cuidarlas desde el más allá.

Durante las noches posteriores a la sesión todas sentían miedo y la extraña sensación de algo o alguien estaba en sus habitaciones, haciendo que la temperatura en las mismas fuese mucho más baja que en el resto de la casa.

Aunque amigable esta experiencia generó en las chicas miedo a la par que unas ganas infinitas de seguir contactando con su amiga o con otros entes del más allá.

El hecho es que tiempo después durante una sesión en la que no participaba una de las chicas, la chica del sida les dijo que tenía que abandonar la sesión para irse a cuidar de la chica que faltaba porque estaba enferma. Inmediatamente llamaron a la casa de la chica que no había ido ese día y sus padres les confirmaron que esta andaba enferma y no estaba disponible por ello.

La chica muerta del más allá estaba en lo cierto, y ninguna de ellas podía saber de ninguna manera que su amiga estaba enferma.

¿Ente maligno o ente amigable?

En la mayoría de historias sobre contactos a través del juego de la copa se narran hechos traumáticos, ataques violentos a los participantes y cosas por el estilo.

Sin embargo aquí nadie sufrió consecuencia grave alguna que sepamos. ¿O simplemente es que aún no la ha sufrido?

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