Mediado de los 90, estaba yo en el cumpleaños de un amigo, en un pueblo del interior del país. Como era lejos, nos quedamos a dormir unos cuantos invitados (éramos como 20 amigos y amigas) en su casa, y al otro día seguimos el festejo pero mas tranquilos.
Luego de almorzar, en el horario de la típica siesta que en el caso de los jóvenes no se dá (pero igual la modorra golpea), salta el tema del Juego de la Copa como para pasar el rato.
El cumpleañero / dueño de casa y unos cuantos mas eran incrédulos al tema pero sin embargo no rechazaron el juego. Creo que era un tema de que no habia mucho mas para hacer, y la perspectiva de ver este asunto podia llegar a ser una anécdota.
Qué anécdota! ya verán:
El juego comienza auspiciosamente. La cosa entra a tomar velocidad y calor, hasta que se presenta un espíritu que con su nombre si bien para los que estabamos en el juego no nos recordaba a ningún conocido, por el contrario al dueño de casa, que hasta ese momento estaba observando, le llama la atención: Se identifica con un seudónimo que era el que llevaba un amigo de la familia (ya fallecido).
Por si quedaban dudas, la copa agrega, «soy el amigo de tu padre y tengo un mensaje para él: Los documentos están adentro de la estatua de la plaza.»
Para nosotros ese mensaje no tenia sentido alguno. Pero el cumpleañero nos explica, aún azorado por lo que acababa de presenciar, que su padre y este amigo eran miembros de la resistencia contra los militares cuando la época del golpe. Efectivamente, hubo un tema de documentos, que no aparecieron mas, porque este amigo se llevó el secreto a su tumba.
Efectivamente la reseña de la estatua y una plaza tenia -particular- validéz.
Siempre me quedó por preguntarle a mi amigo si el padre tuvo motivación, luego de tantos años, para ir a investigar a la plaza donde yace la estatua.
No doy nombres de pueblo ó personas ó estatua para preservar el anonimato de los participantes. La historia es verídica.