La puerta abierta


Esta historia fue contada hace muchos años, de primera mano a mi persona. El protagonista de la historia es un profesional, médico, y merece toda mi credibilidad.

Este grupo de jóvenes, en aquel entonces adolescentes, por el año 1975, amigos de barrio, estudiantes del liceo cercano, se juntaban para estudiar, jugar al fútbol, armar salidas a los bailes … en definitiva el comportamiento normal de un grupo de amigos.

Eso fue hasta que uno de ellos propuso jugar al Juego de la Copa.

Era una mañana, de Sábado, sobre las 12 de la mañana, habiendo salido del liceo mas temprano (faltó el último profesor, gracias a Dios, esa es una cosa que cae «del cielo» cada tanto, poder irse mas temprano!), y se van todos a la casa de uno de ellos, y es en ese corto trayecto que sale el tema del Juego de la Copa.

Ni bien llegan a la casa, casa con un pequeño jardín, puerta y ventanas del living dando al frente. Cómo estaban en primavera y en aquella época no era necesario poner rejas por todos lados en ciudad, la ventana estaba abierta de par en par y la cortina amenazaba alegremente con salirse para afuera, ondulando con el aire que se movía a través de ella.

Abren la puerta y entran, para encontrarse con la madre del dueño de casa, que justo salía con un carrito de feria: «Cómo les va? Me voy a la feria… vengo en un rato…».

Y asi quedan solos en la casa (el Padre del dueño de casa estaba trabajando) y de esa forma ni cortos ni perezosos se arman el «tablero» arriba de la mesa (unas letras, y una copa) y hacen el primer intento.

De día, con la ventana abierta … poco ambiente para el Juego de la Copa dirían ustedes… bueno, vaya si les funcionó!. Uno (o mas de uno) de estos amigos tenía una capacidad especial, se notaba, para canalizar este tema, porque la copa se movía rápidamente -casi sin tocarla- en el medio del living, sobre la mesa.

Incrédulos al principio, comienzan las preguntas tontas. Y suben de tono. Como lamentablemente usualmente pasa, le increpan a la copa que justamente no puede hacer nada para demostrar que realmente «existe» como fenómeno ajeno a ellos.

Uno de los amigos, especificamente le dice: «Si realmente eres un espíritu y puedes mover la copa, queremos que entres en esta habitación y te presentes».

Ante el horror de todos ellos algo comienza a ocurrir: La puerta de calle cruje, rechina, y se comienza a abrir: se ve que el hilo de luz se agranda entre la puerta y el marco, muy lentamente.

La reacción de los amigos fue de pararse y salir corriendo, pero NINGUNO se animaba a acercarse a la puerta!. Terminaron todos saliendo por la VENTANA. Cruzaron el jardin y se quedaron afuera, en la vereda, mirando para el frente de la casa, que tenía su puerta semiabierta.

Al rato -la mejor parte de la historia- Viene la madre. Van detrás de ella, que les reta por dejar «la puerta abierta». Cuando entran, temblando, VEN QUE LA PUERTA TENÍA LA LLAVE PASADA: La madre cuando se fue, cerró con llave (total, el amigo dueño de casa tenía sus propias llaves, y era ese, el de cerrar con llave, un hábito en la casa).

La puerta tenia el pasador / traba de metal de la cerradura, saliendo para afuera. No habia forma de que se abriera (sin romper todo el marco de la puerta). El marco estaba intacto.

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«Queremos una prueba …»

Hace muchos años, fin de semana de invierno, unos cuantos amigos y amigas estábamos reunidos en un apartamento (segundo piso) de un edificio céntrico. Afuera estaba bastante feo, y pizzas van, charla viene, sale la propuesta del juego de la copa.

Todo comienza OK, aunque dentro del grupo había algún exceptico, que al principio se dedicó a mirar la televisión. Pero mas sobre la madrugada, dado que la transmisión televisiva estaba terminada (y no había cable!), se fue arrimando.

Este amigo insistía en que era necesaria una prueba física, una demostración que trascendiera el fenómeno del movimiento de la copa, que con nuestros dedos consciente o inconscientemente podía estar ocurriendo que la moviéramos nosotros.

Finalmente, a eso de las dos y media de la madrugada, surge la consulta o propuesta formal al espíritu de la copa de que se manifieste de alguna forma física. Seguro corrieron unos cuantos chuchos entre los presentes! La copa contesta que es para ella muy difícil establecer cambios en el plano físico, pero que lo va a intentar…

y … se corta la luz!

Entendámonos: No era la llave térmica dentro del apartamento. Tampoco era un apagón zonal ni nada por el estilo. Por la ventana veíamos cono enfrente había luz. Revisamos el tablero del apto. y las llaves estaban todas OK.

Con gran valentía (dadas las circunstancias) salimos al pasillo del edificio y ahi si había luz.

La única alternativa era la llave térmica general del apartamento abajo, en planta baja, donde están los contadores de consumo de luz. Bajamos y efectivamente, era ESA la llave que estaba baja. La levantamos y no vuelve a caer (no había «algo» en cortocircuito).

Subimos, y surge la pregunta lógica al espíritu, si eso que acababa de ocurrir era su manifestación o comprobación física, tal como le pedimos hacía unos minutos. Nos contesta que si.

Este amigo que estaba incrédulo sobre el tema, inmediatamente retruca que seguramente fue una casualidad, debido a alguna estufa (no teníamos ninguna!!) o algo similar.

Inmediatamente … se vuelve a ir la luz

Otra vez, tenemos que bajar y levantar la llave general!. El espíritu estuvo ofendido un rato, dada la necesidad de hacer su demostración DOS veces, y luego de transmitirnos que consideraba el tema saldado, se retiró. Nuestro amigo quedó no tan exceptico, de más está decir…

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El extraño caso de los nazis y el accidente de auto

Allá por 1992, en invierno … culminaba otra larga jornada laboral. Una tardecita ciertamente peculiar y agitada: Justo ese día había una gran manifestación ocupando y cortando la avenida por la cual teníamos que trasladarnos para llegar a nuestros respectivos domicilio (3 de nosotros vivíamos para «el mismo lado» de la ciudad).

Y ya pasábamos las 8 de la noche. Como la oficina era nuestra y eramos todos amigos desde hacía unos cuantos años, jóvenes y totalmente dueños de nuestro tiempo; Surge ahi mismo la alternativa de pedir una pizzas, con la intención de dejar correr el tiempo para que se libere todo el alboroto y así ir tranquilos a casa.

Mientras comíamos y charlábamos, con la televisión encendida en un costado, observamos que el problema con la manifestación (a raíz de la extradición de unos militantes vascos que habían sido descubiertos en nuestro país, si mal no recuerdo) se estaba ensalzando: Cada vez mas gente y mas alboroto, por lo que decidimos esperar un rato más.

Inevitablemente entonces, como era nuestra moda y casi diría adicción en aquellos tiempos, salió el tema del Juego de la Copa … y al ratito, la noche nos encontró dedicados a dibujar las letritas de rigor, armar el círculo del abecedario y preparar asi la mesa para el juego …

Horas después, todavía seguíamos ahi, totalmente absorbidos por el juego. El espíritu de turno canalizaba sus mensajes a través de la copa con una velocidad asombrosa, en una mesa ratona, con superficie de mármol lustrada. Pero ya era hora de irnos, y asi se lo dijimos al Juego. Su reacción fué rotunda:

¡NO SALGAN AHORA!

¿Qué dijo? … preocupados la consultamos respecto a esta alerta, y nos contesta:

VAN A SER PERSEGUIDOS POR NAZIS, Y VAN A TERMINAR TENIENDO UN ACCIDENTE EN SU AUTO. PUEDEN SALIR LUEGO DE LAS 6 DE LA MAÑANA PARA ESTAR SEGUROS.

Bueno! bastante dramática la alerta. No obstante, estábamos sugestionados, y decidimos esperar unas horas… pero no había forma de aguantar hasta las 6 de la mañana porque en particular yo tenía justamente a esa hora que estar en una empresa (un canal de televisión, cuyo informativo comenzaba a las 7 AM y por el rubro en que trabajabamos -gráficos para TV- tenía yo la función de preparar todo comenzando con una hora de anticipación-, en la otra punta de la ciudad.

El juego fue bajando de ímpetu, la conversación se fue liquidando, y sobre las 4 A.M., faltando un par de horas para cruzar la franja de seguridad expresada por este espíritu, decidimos igualmente partir. Con un poco de miedo, encaramos la avenida (desierta de manifestantes, ya a esa hora).

No vimos auto ni nazi alguno en persecución: llegué a mi casa a tiempo para un baño, un desayuno y partir nuevamente a trabajar.

Ni bien llego al Canal, comienzo mis tareas y cuando termino, antes de las 7 de la mañana, escucho que en la parte de policiales comentan que en la zona donde vivíamos, una maestra tuvo una madrugada de terror debido a que 4 adolescentes, se trasladaron a las inmediaciones de su casa (en un auto) y le pintaron esvásticas en las puertas y ventanas, cortándole el cable del teléfono y tirándole piedras durante horas a las ventanas cerradas, mientras gritaban disparates.

Descuelgo el teléfono y llamo al dueño del auto en el que supuestamente íbamos a tener el accidente producto de los «nazis» y lo encuentro en su casa: No lo dejo hablar! Le cuento lo que me acabo de enterar (tremenda casualidad).

Cuando termino, me doy cuenta que mi amigo está gritando, que la policía le toca timbre y me corta el teléfono.

Mas tarde nos enteramos: Ni bien llegó mi amigo con su auto a la casa, el padre estaba esperando en la puerta porque tenía que ir al interior del país y llegar bien temprano a una obra en construcción (es arquitecto).

Agarró el auto y se fué.

La policía les vino a avisar que el auto sufrió (SOLO) -aparentemente desperfectos mecánicos- varias vueltas y terminó volcado, en la ruta. El padre de mi amigo por suerte salió con algún golpe pero virtualmente ileso.

El auto quedó para tirar (por suerte estaba asegurado).

Super casualidad ? queda para que opinen…

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El experimento de la Quiniela

Grandes, extensas y hasta a veces estresantes veladas he sabido pasar con mis amigos y amigas jugando (jugando !?) al juego de la copa.

Recuerdo una noche, hace unos cuantos años,  durante un otoño particularmente lluvioso y por lo tanto gris y propenso a este tipo de experimentos…

Una vez que los padres del dueño de casa de turno desaparecían a dormir , y entrábamos en ambiente, sacamos el «kit» (la copa con sus letras y números adentro, durante el día arrinconada en un apadorcito del living), y convocábamos a un espíritu con la conocida entrada de «Espíritu de la luz y la verdad, si estás aquí, manifiéstate»…

El diálogo con el más allá estaba ya avanzado (podíamos pasar la mayor parte de la noche enganchados con el juego de la copa) cuando se nos ocurrió la famosa pregunta, buscando el ángulo eventual de aprovechamiento de ese tiempo invertido…

¿CUAL ES EL NÚMERO QUE SALE MAÑANA EN LA QUINIELA?

El espíritu responde sin mayor vuelta: 142 … Al otro día, jugamos al 142. Recuerdo el número porque justamente uno de los ómnibus que me servían en esa época para ir a la casa de una de mis amigas en donde nos reuníamos para jugar, era la línea número 142.

Pasamos todo el día esperando el momento del resultado del juego de la quiniela. En mi trabajo, recuerdo que llamaba a mis amigos para juntarnos luego y discutir el resultado, sea positivo o negativo, nuevamente con la copa.  Debo confesar que en esa época estábamos adictos al tema. Pues bien, esa mañana y tarde se hicieron largas… pero llegó el momento del resultado.

Salió en primer lugar, a la cabeza, el 241 !!  Mi primera reacción, de consternación y bronca, seguro.  Esa noche, infaltable, buscamos, invocamos  en el juego al mismo espíritu.

Cuando se presenta, le increpamos el tema. La respuesta fue de BURLA y un claro mensaje «de que con él (espiritu) no se juega, ni se presta para un tema así». Nos educó en el tema, y lo hizo no sin cierto humor (ácido, ciertamente, el número al revés!).

Esa noche, una moraleja fue incorporada a nuestro grupo:  El aprovechar un enlace de comunicación con el más allá debe ser en el terreno del respeto y altura. El problema es que cuando uno es adolescente, cuesta mucho darse cabal cuenta del terreno en el que se mete con este «juego». Puede salir caro … esa vez nos costó el juego de la quiniela … pero tengo otras historias bastante mas costosas.

En rubros mucho mas «jodidos»…

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